Ideal Femenino (II)

Bueno he subido la segunda parte de mi cuento al mi blog de relatos...les dejo una parte a ver si se animan a leerlo:

"El estado de mi nueva paciente era crítico, pero superable. Lamentablemente su diagnóstico era sombrío y la posibilidad de una completa recuperación, imposible.

Extremé mis cuidados, visitándola a diario y procurando que fuera atendida con esmero. Cuando ya no hubo peligro la obligué a levantarse y salir, para mejorar su ánimo, y de vez en cuando alguna de mis ocurrencias la hacían sonreír. Por cada paso que avanzaba en su restablecimiento, me sentía sinceramente agradecido con Dios.

Debo confesar que el meticuloso cuidado con el cual la trataba y el celo con que velaba por su salud, nacían más de un interés personal, que de mi vocación profesional. Su parecido con Lisette me obsesionaba. Pensaba, con terror, que si algo llegaba a sucederle a esta joven, mi novia sería dañada también.

A veces, cuando me encontraba junto a ella, espiaba sus gráciles movimientos buscando similitud con los de mi prima. Esperaba oír, a cada instante, su risa abrupta o el alegre timbre de su voz. Pero nada de esto ocurría y la melancolía que rodeaba a mi paciente parecía, por momentos, ahogarme.

Todo en Danielle Souvre era leve, desde sus pasos, al roce de sus vestidos. Todo en su ser era armonioso y suave como el murmullo de las olas, cuando fatigadas, van a morir a la playa. Jamás se alteraba, pero tampoco jamás reía .Sus palabras tenían reflejos de luna llena y la cadencia infinita en que bailan la estrellas.

Generalmente la visitaba por la tardes, casi al caer la noche, puesto que en aquella hora su languidez parecía acentuarse. Nos entreteníamos charlando de innumerables cosas. Su conversación me agradaba ya que versaba sobre variados temas de mi interés. A veces las sombras de la noche oscurecían la habitación y nosotros no lo notábamos, porque nuestros pensamientos habitaban lugares más luminosos. Sólo cuando los criados traían la lumbre, ella pestañaba rápidamente, como niña cogida en falta y me sugería que me marchara, aduciendo, que sin duda, estaría cansado de su platica.

Danielle poseía una vasta cultura. Sabía hablar cuatro idiomas, leía, cantaba, dibujaba, aprendía largos poemas de memoria y trozos de obras literarias. Además ejecutaba varios instrumentos y se interesaba vivamente por la filosofía. De niña había vivido en distintos países , pues su padre era diplomático, y sólo hacia poco tiempo se había establecido definitivamente en Francia, su país de origen.

Poesie era una mujer de sensibilidad casi enfermiza. La primera vez que la oí tocar el piano, sentí que acariciaba dolorosamente las teclas con sus largos y marfileños dedos. Nunca, desde entonces, he oído llorar así las notas de un instrumento.

Cada tarde, cuando volvía a mi casa solitario, repasaba sus gestos en mi mente, buscando los de mi bella Lisette. Me obsesionaba igualarlas, hacer de ambas una sola mujer. Extrañaba a mi novia y aunque trataba de llenar mis horas cuidando a una muchacha parecida, era por ella que mi mente clamaba, era ella a la que buscaba a cada minuto, a quien quería ver y oír.

***

La tarde que Danielle se agravó, yo llegue a visitarla a eso de las seis. Muy agitada, el ama de llaves me explicó que su señora se había encerrado, desde muy temprano, en la sala de música y que de ella no había salido más, ni siquiera para comer..."

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