La Llorona III: Otra explicación de la leyenda+ la canción de Chabuca Granda
Es otro personaje mítico del llano ardiente. Quienes le han visto dicen que es una mujer revuelta y enlodada, ojos rojizos, vestidos sucios y deshilachados. Lleva entre sus brazos un bultico como de niño recién nacido. No hace mal a la gente, pero causan terror sus quejas y alaridos gritando a su hijo.
Las apariciones se verifican en lugares solitarios, desde las ocho de la noche, hasta las cinco de la mañana. Sus sitios preferidos son las quebradas, lagunas y charcos profundos, donde se oye el chapaleo y los ayes lastimeros. Se les aparece a los hombres infieles, a los perversos, a los borrachos, a los jugadores y en fin, a todo ser que ande urdiendo maldades.
LEYENDA.
Durante la guerra civil, en la época del doctor José Ignacio de Márquez con motivo de las pretensiones del presidente ecuatoriano de quitarle a nuestra patria los territorios que hoy forman los departamentos de Nariño, Cauca y Valle, se estableció en la Villa de las Palmas, o Purificación, un Comando General, donde concentraban gentes de distintas partes del país.
Uno de sus capitanes, de conducta poco recomendable y que encontraba en la guerra una aventura divertida para desahogar su pasado luctuoso de asalto y crimen, se instaló con su esposa en esta villa, que al poco tiempo abandonó para seguir en la lucha.
Su afligida y abandonada mujer se dedicó a la modistería para no morir de hambre mientras su marido volvía y terminaba la guerra.
Al correr del tiempo las gentes hicieron circular la noticia de la muerte del capitán y la pobre señora guardó luto riguroso hasta que se le presentó un soldado que formaba parte del batallón de reclutas que venían de la capital hacia el sur, pero que por circunstancias especiales, debía demorar en aquella localidad algunas semanas.
La viuda convencida de las aseveraciones sobre la muerte de su marido, creyó encontrar en aquel nuevo amor un lenitivo para su pena, aceptó al joven, e intimó con él.
Los días de locura pasional pasaron veloces y, nuevamente la costurera quedó saboreando el abandono, la soledad, la pobreza y sorbiéndose las lágrimas por la ausencia de su amado.
Aquella aventurera dejó huellas imborrables en la atribulada mujer, porque a los pocos días sintió palpitar en sus entrañas el fruto de su amor.
El tiempo transcurría sin tener noticias de su amado. La añoranza se tornaba tierna al comprobar que se cumplían las nueve lunas de su gestación.
Un batallón de combatientes regresaba del sur el mismo día que la costurera daba a luz un niño flacuchento y pálido. Aquel cartucho silencioso y pobre se alegró con el llanto del pequeñín.
Al atardecer de aquel mismo día, llegó corriendo a su casa, una vecina amiga, a informarle que su esposo el capitán, no había muerto, porque sin temor a equivocarse, lo acababa de ver entre el cuerpo de tropa que arribaba al campamento.
En tan importuno momento, esa noticia era como para desfallecer, no por el caso que pocas horas antes había soportado, como por el agotamiento físico en que se encontraba. Miles de pensamientos fluían a su mente febril. Se levanto decidida de su cama. Se colocó un ropón deshilachado, sobre sus hombros, cogió al recién nacido, lo abrigó bien, le agarró fuertemente contra su pecho creyendo que se lo arrebataban y, sin cerrar la puerta abandonó la choza, corriendo con dificultad. Se encaminó por el sendero oscuro bordeado de arbusto, y protegida por el manto negro de la noche.
Gruesas gotas de lluvia empezaron a caer, seguía corriendo, los nubarrones eran más densos, la tempestad se desato con más furia. La luz de los relámpagos le iluminaba el camino. La naturaleza sacudía con estertores de muerte. La demente lloraba. Los arroyos crecieron, se desbordaron. Al terminar la vereda encontró el primer riachuelo, pero ya la mujer no veía. Penetró a la corriente impetuosa que la arrolló rápidamente. Las aguas bramaron. En sus estrepitosos rugidos parecía percibirse el lamento de una mujer.
Paso la tormenta y sólo quedo flotando en el aire frío y erizante el graznido del trespies entre la copa húmeda de uno de los caracolíes de la orilla de la quebrada. Era el canto agorero del que anunciaba la desgracia."
Tengo varias explicaciones más, asi que esperen si les interesa el tema.
AH! y si alguien tiene alguna interpretación de un cantante que no sea la de Raphael o de las que he colgado de esta canción ,también apreciaría que me dijeran de quien para poder buscarla y colocarla con loas demás post sobre esta interesante historia.
Más de la llorona en mi reino:
La Llorona I: canción y letra de Chavela Vargas
La llorona II,la leyenda mexicana
3 Sonrizas Cristalinas... y tu ¿entras al Castillo?:
Vaya, cuántas versiones... ¿no es eso un poco raro?
Nop..y tengo como cuatro más...eso es lo interesante como varia por suDamerica y como también el mito tiene una raigambre universal que se remonta a Lilith...besotes te extrañaBa
Elizabetha, Me gusto tu nota sobre la llorona...y el disco imcreible. Hacia muchos años no lo escuchaba, Gracias
Regálame una Sonrisa Mágica Embellecen mi Mundo
Hola...deja una notita con confianza.¡No sabes cuanto me gustan!, gracias
Elizabetha =3